Existen los más diversos sistemas de organización para la producción de avestruces: desde el manejo extensivo, con grandes superficies de terreno, incubación y alimentación natural; hasta el intensivo, donde existe confinamiento, importación de un alto porcentaje del alimento a la explotación, incubación artificial, etc. Sin embargo, entre ambos sistemas existen grados diversos en función de la intensificación del manejo.
Las explotaciones semintensivas serían, al parecer, las más recomendadas. En éstas los reproductores se mantienen en áreas al aire libre, la incubación se realiza en forma artificial, los pollos se crían en locales confinados, la engorda se efectúa en potreros al aire libre y el proceso se termina en áreas de finalización o acabado un mes antes del sacrificio, con objeto de mejorar y nivelar su peso vivo.
La organización de los reproductores se hace en potreros o corrales largos y estrechos (para permitir el ejercicio), donde se albergan las unidades de reproducción, constituidas habitualmente por un macho y dos hembras.
Diversos antecedentes y publicaciones indican que las avestruces se adaptan bien a diferentes sistemas agroclimáticos. Sin embargo, climas demasiado fríos influirán en el manejo y acondicionamiento de la primera edad, mientras que los demasiado lluviosos pueden afectar los parámetros reproductivos. El avestruz precisa más bien de climas secos y calurosos, con una buena disponibilidad de horas luz para un fotoperíodo lo más amplio posible. Cabe recordar que las avestruces son aves de puesta estacional, por lo que la influencia de la luz solar es indispensable para regular los ciclos de puesta.
En cuanto al terreno, se deberá proporcionar uno que sea lo más plano posible, con un mínimo de desniveles. Como cifra orientativa se puede decir que el terreno ideal no debería tener una inclinación o pendiente superior al 3%. El terreno debe tener además una buena permeabilidad y deben evitarse aquéllos demasiado pedregosos. La presencia de arbustos no constituye mayor dificultad para su manejo.
Sin lugar a dudas, los mayores esfuerzos en el cuidado y vigilancia de las avestruces se deben concentrar en el período que va desde la postura hasta los tres meses. Es entonces cuando se presentan los mayores porcentajes de mortalidad.
Cuando los polluelos ya están secos y las primeras observaciones demuestran una buena salud, se deben trasladar a un espacio encerrado donde se puedan criar adecuadamente.
Existe una variedad de opciones para manejar estos animales, con dimensiones aproximadas de 2 x 8 pies, con piso anti deslizante, malla de tejido metálico, calefacción, lámparas o estufa portátil. Los polluelos deben ser puestos en este lugar durante la noche a una temperatura de 75 a 85 grados Farenheit. Durante los primeros días de vida los polluelos no pueden regular bien la temperatura de sus cuerpos. Deben ser colocados en el suelo, en el espacio preparado anteriormente, al segundo día, debido a que es importante que realicen actividad lo antes posible. El agua y el alimento deberán estar siempre disponibles, porque cuando la yema ya esté casi absorbida los polluelos tendrán más interés en alimentarse. Los polluelos nuevos copiarán a los que ya han aprendido a comer.
Recomendaciones generales de una semana a un mes: el pasto en el corral al aire libre debe mantenerse corto, aunque hay en este tema recomendaciones diferentes. Los pollos deben entrarse durante la noche y ser mantenidos a una temperatura aproximada de 80 grados Farenheit. Se les debe proveer de alimento en la mañana por el período de una hora, antes de que salgan al aire libre. En la primera semana después de empollar perderán un peso de 0,25 a 0,50 libras, pero lo recuperarán y excederán en la segunda semana; en la tercera semana subirán 0,50 libras y al llegar al mes pesarán el doble. Después son frecuentes subidas de 0,5 libras por día, de modo que a los tres meses el pollo podrá pesar 30 libras.
Recomendaciones generales de un mes a tres meses: es preciso entrar a los pollos en la noche y alimentarlos en la mañana antes de sacarlos al aire libre. Los polluelos del mismo tamaño deben mantenerse juntos, pues a esta edad los más grandes pueden herir a los más pequeños durante la actividad diaria, son más agresivos al comer y pueden obstruir el alimento de los pollos más chicos. Hay que darles arenilla pequeña a los polluelos de un mes, sobre todo si se mantienen sobre césped. Las hojas verdes y jugosas son saludables para los pollos que están creciendo, pero las hojas largas y fibrosas de algunos pastos pueden causarles problemas y producir impactación, especialmente a los polluelos menores de 2 meses.
A continuación se analizan algunos de los factores más relevantes que se deben tener presentes durante esta fase productiva.
a) Instalaciones
La edificación y los materiales para la construcción del local cubierto deben ser definidos de acuerdo con las necesidades ambientales de los pollitos. El recinto deberá proveer de una superficie y temperatura adecuada para la edad de crianza, contar con una ventilación óptima y una apropiada limpieza y eliminación de excrementos con un simple lavado con agua a presión.
Deberá ser un lugar abrigado y seco para la noche. Los polluelos nuevos deberán introducirse a este recinto cuando empiecen a caminar, después de 24 ó 48 horas, y cuando estén preparados para ser introducidos a los otros polluelos.
Los polluelos requieren espacio suficiente para sentirse confortables y libres de tensiones, así como espacio para correr, hacer ejercicio y jugar al aire libre. Como referencia, algunos especialistas recomiendan el siguiente espacio para 10 pollos: espacio al aire libre por ave: 150 pies cuadrados (15 pies de ancho por 100 pies de largo); espacio bajo techo por ave: 22,5 pies cuadrados (15 pies por 15 pies).
Un local cubierto cumplirá las funciones de habitáculo para dormir y guarnición en caso de que las condiciones climáticas así lo requieran. El piso del área cerrada podrá ser de hormigón, con alguna cubierta que permita el drenaje de la eliminación nocturna sin que los polluelos se mojen o enfríen.
Deberá tener acceso a un potrero exterior más largo que ancho, a fin de proporcionarles el espacio suficiente para ejercitar su aparato locomotor. La relación recomendable entre el ancho y el largo es de 1 a 5 ó 6. Puede diseñarse, por ejemplo, un parque exterior de 5 mt. de ancho por 25 ó 30 mt. de largo, para una densidad de un ave por una superficie de entre 18 y 40 metros cuadrados, dependiendo del clima, de las características del terreno y otros factores.
El potrero exterior deberá tener una cerca de 70 cm a 1,5 mt de alto, con una malla de 10 x 10 cm. Junto con impedir que las aves se salgan, el cerco evitará que los predadores traten de excavar; por eso deberá tocar el suelo o hundirse 6 pulgadas bajo tierra.
Los corrales, en lo posible, deben ser grandes. La tensión es un factor que afecta a los pollos de menos de tres meses que están en corrales muy conglomerados; las aves de más edad, en cambio, pueden tolerar mejor la aglomeración. Las heces del corral al aire libre deben ser removidas y el área limpiada con regularidad para el grupo de pollos menores de tres meses.
Deben disponerse plataformas o puentes entre los corrales, para permitir el acceso para el transporte de agua y alimento a todos los corrales, sin tener que salir de uno a otro; asimismo, debe existir comunicación para poder cambiar a las aves de un corral a otro, para cargarlos y para manejarlos. Debe instalarse en un área del corral material que dé sombra, para proteger a los pollos de los rayos del sol.
b) Requerimientos de espacio y temperatura
Conforme el pollito va creciendo, su necesidad de espacio va en aumento, al mismo tiempo que su requerimiento de temperatura ambiental va en disminución, como se puede observar en los siguientes cuadros.
REQUERIMIENTOS DE ESPACIO
EDAD / SEMANAS |
DENSIDAD / AVE / MT2 |
1 |
5.0 |
2 |
4.5 |
3 |
4.0 |
4 |
3.7 |
REQUERIMIENTOS DE TEMPERATURA
EDAD / DIAS |
TEMPERATURA EN ºC |
0 a 7 |
33 - 35 |
8 a 14 |
30 - 32 |
15 a 21 |
27 - 29 |
22 a 28 |
25 - 27 |
Puesto que durante el primer mes de vida es preciso controlar la densidad y la temperatura, que varían de una semana a otra, las instalaciones para este período debieran ser independientes, para proporcionar a cada edad sus parámetros óptimos. Si no es posible disponer de locales independientes para los pollitos de primera edad y se utiliza una sola nave, ésta deberá compartimentarse, estableciendo divisiones, en lo posible de madera, con una altura de 0.8 mt.
Según las condiciones climáticas del lugar, el recinto puede tener algún tipo de calefacción central para mantener una temperatura uniforme. Pueden colocarse alrededor del corral estufas portátiles o calefactores, para tener áreas más cálidas; puede planificarse la posibilidad de que las estufas sean elevadas a diferentes alturas, para aves de diferentes tamaños. Aunque el aire esté cálido, hay que considerar que la evaporación de la orina puede causar enfriamiento. También hay que recordar que el aire cálido sube, de manera que cerca del piso puede estar frío. En el área de alojamiento, hay que dejar espacio para que los polluelos puedan alejarse de las estufas.
c) Suelo
Los suelos con una cama a base de viruta, paja, cascarilla de arroz u otra, presentan el inconveniente de que pueden ser ingeridos por el pollito, desequilibrando su alimentación y, en casos más graves, favoreciendo el riesgo de impactación intestinal. Se recomienda la utilización de cubiertas plásticas no deslizantes, ya que pueden extenderse, retirarse y limpiarse fácilmente con agua, para aplicarles posteriormente un desinfectante.
Es importante utilizar de manera constante el mismo material durante los primeros tres meses, ya que los polluelos prefieren la rutina y necesitan sentirse seguros y en un ambiente estable. Los cambios les producen angustia, nervios e inseguridad. Si están sobre césped desde un principio, es posible que no le den importancia y que caminen sobre él, pero sin comerlo.
d) Ventilación
Un factor que debe ser controlado, por los problemas que puede causar, es la ventilación del local. Un exceso de ventilación puede disminuir la temperatura y aumentar la sensación de frío, frente a la cual los pollitos reaccionarán agrupándose y limitando sus movimientos. La ventilación deberá permitir el control de la concentración de amoníaco y la eliminación del exceso de humedad generada por las aves, manteniendo en el local entre un 50 y 60 % de humedad ambiental.
Para mejorar la ventilación se pueden instalar ventiladores de exhosto y colgantes. El aire ventilado a temperatura ambiental adquirirá la misma temperatura del ambiente. Cuando se usan luces de empollar, puede tomarse un control exacto de la temperatura. Puede hacerse también un control exacto de la humedad, por cuanto la humedad en el recinto será más alta que la humedad ambiental relativa, de modo que flujos de aire del exterior introducidos a intervalos regulares permitirán secar el aire. El número de luces que se requiere dependerá de la temperatura que se necesite y del número de polluelos; la experiencia y el monitoreo de las condiciones ayudarán a decidir.
e) Sexaje e identificación
Los pollitos pueden ser sexados al nacer mediante tets sanguíneos comerciales, aunque también pueden sexarse posteriormente mediante examen visual. Para la identificación debiera aplicarse un microchip en el cuello antes de los dos días de edad, o bien hacia los tres meses, subcutáneamente en la región caudal.
Otra alternativa de identificación es el uso de crotales, el cual se inserta en la piel del cuello.
f) Alimentación
No resulta del todo recomendable alimentar a los pollitos durante los primeros días de vida, debido a la necesidad de permitir la total absorción del saco vitelino antes de iniciar cualquier intento de alimentación. Como consecuencia de la no ingestión de alimentos y de la reabsorción de los restos del vitelo, los pollitos deberán perder peso durante los primeros 4 ó 5 días de vida, iniciándose la ganancia de peso a partir del 7º u 8º día. Si el pollito ingiere alimento desde el primer día, se corre el riesgo de que restos del vitelo no reabsorbido sean fácilmente colonizados por agentes patógenos.
Aunque los pollitos no deberán ingerir alimentos durante esta fase, sí es necesario suministrarles agua fresca y limpia. El agua se debe cambiar cada dos o tres horas durante el día, y los envases deben ser desinfectados periodicamente. Algunos criaderos retiran el agua y el alimento del área donde están los polluelos durante la noche, otros los dejan siempre disponibles. Cada tres meses es necesario chequear el abastecimiento de agua, para medir el nivel de bacterias y otros eventuales contaminantes.
Al nacer los avestruces son incapaces de alimentarse por sí mismos, por lo que hay que enseñarles dicha práctica. Una técnica utilizada es la de colocar junto a los pollos de pocos días algún ejemplar de mayor edad, autosuficiente en la alimentación, para que transmita sus conocimientos en la obtención de los alimentos e incite a los pollitos a comer. Esta práctica posee el inconveniente de introducir en el grupo un elemento de riesgo sanitario, más aún frente a animales inmaduros inmunológicamente; sin embargo, es una técnica que evita la enseñanza individual, que en términos de mano de obra es muy costosa.
En cuanto al tipo de comederos, podrán usarse las bandejas de color anaranjado o rojo que se usan para los pollitos de gallina de primera edad, donde se depositará el alimento diariamente. Como bebederos también pueden servir los del tipo campana usados en la industria avícola.
Los nuevos polluelos son aceptados en el recinto sin problemas. Sin embargo, para evitar dificultades, los polluelos de más abajo en la jerarquía deben tener áreas disponibles para comer. Para minimizar heridas, es recomendable también tratar de mantener juntas a las aves del mismo tamaño.
g) Comportamiento
Un problema que pueden presentar las avestruces jóvenes es el picaje. Particularmente atractivos son los ojos, por su brillantez; por eso, para evitar heridas por esta causa, es conveniente disponer objetos brillantes en los locales con objeto de distraer la atención de las aves.
h) La condición de salud de los polluelos
Los polluelos saludables se reconocen porque comen con entusiasmo, en la mañana salen corriendo del establo, girando, retorciéndose y en actitud alegre. Son curiosos, persiguen objetos, picotean las piedras, arena o insectos. Excepto por las siestas bajo el calor del sol, están activos la mayoría del tiempo. Les gusta beber agua e incluso puede que tomen demasiada cuando se acaloran. Su postura en general es con la cabeza erguida; en estado de alerta, el cuello firme, una apariencia en general sólida e imponente.
Son, en cambio, señales de enfermedad la ausencia de giro o retorcijo y la falta de interés en el juego. En este caso, la postura es con el cuello agachado. La mirada se muestra vaga, el polluelo es incapaz de seguir el peso de los otros y está parado o dormido mientras los otros están activos. Un polluelo que se distingue del resto por su apariencia y comportamiento posiblemente tenga un problema. A continuación se describen los problemas de salud más comunes que pueden presentarse en esta etapa del desarrollo del polluelo.
1. Retención del saco de yema o saco vitelino
El peso del recién nacido por la mañana es un buen indicador de la presencia de este problema. El peso del pollo debiera aumentar 1 a 2 onzas todos los días después del quinto día, ya que antes de ese momento las pérdidas de peso son normales. Si el polluelo pierde peso por dos días seguidos, es probable que el problema sea la retención del saco vitelino. Es importante administrar líquidos para prevenir la deshidratación, que puede resultar en letargo y, posteriomente, en la muerte.
El consumo de calorías puede proveer energía al polluelo, pero no se recomienda el alimento con grasas, pues éstas son difíciles de digerir cuando hay problemas de inanición. Lo peor para el pollo que está en esta condición es perder más peso, pues entonces casi nunca se recuperan. Si el polluelo no responde al tratamiento dentro de 24 horas, puede tenerse la seguridad de que el problema es la retención del saco.
Se ha determinado que los pollos se acercan al alimento y al agua unas 600 veces al día; un polluelo con este problema sólo se acercará un 15% de lo normal, por eso la observación es muy importante. La retención del saco vitelino es un problema que requiere intervención quirúrgica; con la intervención, los polluelos vuelven a la normalidad.
2. lmpactación
Las aves saludables no sufrirán de impactación si estyan siendo alimentadas con una dieta adecuada. La impactación ocurre como consecuencia de stres, ingestión de cuerpos extraños, una infección parasitaria o bacterial o bien una infección por hongos. Las señales son: mal apetito, pérdida de peso crónica, pelotitas fecales redondas y firmes, ausencia de heces, proventrículo muy duro al tacto, letargo y otros signos y sintomas que deben ser diagnosticados por un Medico Veterinario.
Si un ave individual está muy delgada y con letargo, se debe poner en tratamiento únicamente a esa ave. Pero si todas las aves están con letargo, sin apetito o con un apetito que no es el normal, y si todas han perdido peso, entonces es posible que tengan una infección bacterial que disminuye dramáticamente el movimiento del intestino, originando la impactación.
3. Deformación de los miembros
Es un problema que ocurre en un bajo porcentaje de los polluelos, y que con una dieta adecuada y ejercicio será un problema mínimo. La deformación de los miembros ocurre normalmente entre los 2 y los 3 meses de edad. Las aves que lo sufren no pueden reproducirse, pero si están saludables pueden ser criadas para el uso del cuero, la carne y el plumaje.
Los polluelos con una pata herida compensan con la pata sana, lo que fácilmente puede crear más problemas. La aglomeración y la mezcla de aves de diferentes tamaños aumenta los incidentes de deformaciones angulares, que ocurren cuando el área del corvejón es sometida a un trauma, por ejemplo, si el ave es objeto de un golpe. La clave es tomar medidas de precaución frente a estas eventualidades. Una nutrición adecuada, la genética y el buen manejo y administración mantendrán este problema en el mínimo.
Durante esta fase el factor productivo que mayor incidencia tendrá sobre los costos de producción es la alimentación de los avestruces. En esta etapa las avestruces serán alojadas exclusivamente al aire libre, por lo que el tema de las instalaciones se limita a las características de los potreros o corrales donde se deben mantener las aves.
En los potreros seguirá predominando el largo sobre el ancho, en la misma proporción que para los potreros exteriores de las aves más jóvenes. En este período la densidad suele ser el doble que para los reproductores, es decir, 75 a 150 metros cuadrados por ave.
Para facilitar los traslados de animales de un potrero a otro, deberán diseñarse corredores entre los potreros, de aproximadamente 1.5 mt de ancho y que tengan comunicación entre ellos. Así se facilitará el manejo durante la rotación de los potreros, para evitar una excesiva compactación y disminuir los riesgos sanitarios.
Los potreros deberán cercarse con una malla de 15 x 15 cm, de modo que su tamaño no permita a las avestruces introducir su cabeza. La altura deberá ser de aproximadamente 2 mt., pudiéndose dejar una distancia al suelo de 30 cm, suficiente para impedir que los animales escapen.
Dentro del potrero deberá existir un pequeño cobertizo en el que puedan disponerse un comedero y un bebedero. Los comederos pueden ser de diversos tipos, recipientes plásticos, comederos-tolva de ovinos, tambores en mitades, etc.
Los bebederos deberán proporcionar agua fresca y abundante, pudiendo utilizarse un bebedero de canal usado para ovinos.
En general el manejo durante esta fase es el más sencillo de todo el proceso productivo. Sólo es necesario proporcionar a las aves alimento y el suministro de agua y supervisar su desarrollo y crecimiento. La mortalidad en esta fase, en condiciones normales, no supera el 2%, lo que indica el grado de autosuficiencia y de rusticidad de estos animales.
En relación con el suministro de alimentos, hay que tener presentes ciertas recomendaciones generales (información más detallada se entrega en el capítulo siguiente). Si las aves no han consumido su alimento, es señal de que se les está dando mucho o no les gusta; es recomendable disminuir la cantidad lentamente, hasta que lo agoten. La mejor situación es que las aves se acerquen corriendo a recibir al encargado junto al comedero; eso indica que su apetito es bueno, que el alimento les gusta y que están saludables, ya que las aves enfermas no prestan interés al alimento. Las aves no deben estar gordas. La experiencia irá enseñando cómo es el aspecto de un ave que está en buena condición. Si el alimento está formulado de manera correcta, raramente será necesario suministrar un suplemento; el suplemento excesivo puede causar un desequilibrio en la dieta del ave.
Es recomendable alimentar a las aves aproximadamente a la misma hora cada día, de modo que están listas y esperando. Es importante ser consistente con la alimentación, la limpieza y otros cuidados, para que las aves se sientan cómodas. Los comederos deben inspeccionarse diariamente para limpiarlos y ver si hay necesidad de hacer reparaciones. Ellos deben estar protegidos, ya que las aves no comerán, por ejemplo, bajo la lluvia. Hay que tener suficientes comederos limpios, para que las aves no estén amontonadas y para estimular un buen consumo.
El alimento debe ser almacenado en lugar seco y fresco, utilizando recipientes que den protección contra insectos o roedores. Hay que utilizar el alimento dentro de los 45 a 60 días de su fabricación, y no darlo a las aves si está húmedo, mohoso o con mal olor.
La observación de los hábitos de alimentación de las aves, para detectar posibles problemas de salud, puede ayudar a salvar a muchas. Nunca hay que permitir que un ave se pierda más de una comida completa; si un ave no se acerca a comer por una segunda vez, hay que investigar qué ocurre. En ningún caso hay que esperar hasta que el ave esté en el suelo; para entonces, ya será muy tarde: hay que aislar al ave y tomarle la temperatura, palparle el estómago para buscar impactación; hay que buscar también señales de heridas, como marcas o sangre. Es importante llamar al Medico Veterinario y darle una descripción completa de los síntomas. También es recomendable mantener al ave en contacto visual con las otras, para reducir el estrés.
En cuanto a los bebederos de agua, una cubeta de quince galones funciona muy bien; es fácil de limpiar, de vaciar y desinfectar cuando menos una vez a la semana (las algas y parásitos son muy comunes en el agua). Las avestruces "cucharean" para beber, por eso los recipientes anchos y bajos funcionan mejor. Se puede usar también un bebedero automático, teniendo la precaución de revisarlo regularmente para asegurarse de que todo está funcionando. Es importante tener siempre disponible agua limpia y fresca, cambiándola varias veces al día para mantenerla a una temperatura adecuada en cualquier época del año. De este modo, se estimulará a las aves a beber.
Es recomendable también mantener un abastecimiento de arenilla, excepto si las aves están sobre un suelo de piedras pequeñas o gravilla. La arenilla estimula el desarrollo de la molleja de las aves, por eso es importante proveerla a todas las aves una, dos o tres veces por semana. No se deben usar conchas de ostras o piedras quebradas de caliza, debido a que son fuentes de calcio soluble y esto puede desequilibrar una buena dieta.
También es importante el ejercicio, posibilitarlo siempre, o incluso forzarlo si es necesario, juega un papel clave en la crianza de aves saludables. Hay que tener espacio adecuado para permitir un ejercicio ilimitado, sacar a las aves al aire libre tan pronto como el clima lo permita; estimularles el apetito y el desarrollo del esqueleto es muy importante para las aves de todas las edades.
Otro factor que hay que tener en cuenta es la reducción de las posibles tensiones. Las avestruces son muy propensas a ellas, lo cual afecta su salud en general, su apetito, su proceso digestivo, crecimiento y reproducción. Las fuentes de tensiones posibles incluyen los traslados o cambios de corral, la introducción de aves nuevas, la llegada de nuevos empleados o de visitantes, las actividades al aire libre, el clima y otros factores ambientales. Estos factores deben ser evitados o bien reducidos al mínimo. Hay que tener en cuenta que las tensiones parecen ser un factor clave en la mortalidad de los pollos nuevos.
La calidad genética y el manejo de los reproductores son uno de los factores de gran incidencia sobre los resultados económicos de una explotación comercial de avestruces. A continuación se analizan algunos de los factores más relevantes que deben tenerse presentes para la cría de reproductores.
a) lnstalaciones
Los machos y las hembras no siempre entran en la temporada reproductiva al mismo tiempo. Por eso, es preciso dejar a la hembra lugar para escaparse de un macho agresivo, hasta que esté lista para aparearse. Hacer todas las esquinas en ángulos de 45 grados previene que el macho acorrale a la hembra y la hiera. Es recomendable hacer un callejón de 14 a 20 pies entre los corrales reproductivos, que puede usarse como corral extra para aves heridas o enfermas, o para separarlas hasta que estén listas para reproducirse. Pueden también usarse barreras visuales entre los corrales. Son mejores los corrales largos y angostos, pues a las aves les gusta caminar a lo largo de la cerca. Los corrales en forma de "V" (angostos al final) son también adecuados.
Al reunir a las aves en la etapa reproductiva, es necesario tomar ciertas precauciones. Hay que evitar movimiento de aves o cualquier otro cambio durante esta época. Al introducir aves que no se criaron juntas, evita conflicto el ponerlas a ambas dentro de un nuevo corral al mismo tiempo, ya que las aves son aprensivas y no agresivas en un ambiente nuevo.
La mayoría de los machos prefieren fecundar a más de una hembra. Pero no es recomendable introducir a una hembra nueva a un par de reproductores ya establecido, pues uno de los dos podría herirla. Hay que recordar que a las aves las perturban los cambios súbitos.
Para introducir una nueva hembra a un par ya establecido, lo recomendable es poner juntas a la hembra del par y a la nueva hembra y darles tiempo para que se acostumbren (un par de meses antes de la temporada de reproducción). Después de un par de semanas, el corral se convertirá en su territorio y ellas establecerán reglas. Entonces se puede introducir al macho a este corral; estará más a salvo y causará menos problemas.
Si el procedimiento descrito no es posible, puede ponerse un corral provisional junto al del par, para dejar en él a la nueva hembra, hasta que se hagan amigos a través de la cerca.
Existen básicamente dos formas de disponer a los reproductores en los potreros:
Recintos colectivos: Se disponen los reproductores en proporción de 1 macho por 2 hembras, formando grupos relativamente numerosos. Deberá tenerse especial cuidado en cuanto al número de nidos, exámenes coprológicos periódicos y frecuente rotación de potreros.
Recintos individuales: Estos potreros, de dimensiones más reducidas, constarán solamente de un trío o dúos.
Para ambos sistemas el cercado de los potreros deberá cubrir una altura entre 1,7 mt y 2 mt, dejando un espacio libre, sin malla, desde el suelo hasta una altura de 30 a 40 cm. La malla se sostendrá mediante postes colocados en la parte exterior del potrero. Se recomienda que la malla tenga un tamaño de 10 x 10 cm. En la parte exterior de los potreros se recomienda disponer de un segundo cercado de igual o superior altura que la anterior.
Durante la estación reproductiva la densidad de los potreros varía entre 500 y 1000 metros cuadrados por trío. Según sea la disponibilidad de terreno, se recomienda una densidad de 1500 metros cuadrados por reproductor. Una superficie menor a los 500 metros cuadrados por trío puede originar problemas de comportamiento y afectar la fertilidad, por el simple hecho de no existir espacio suficiente pare realizar el cortejo.
b) Cobertizos
En los potreros deberá existir un cobertizo donde los animales puedan resguardarse y procurarse el alimento. Se recomienda un mínimo de 4 metros cuadrados por ave. El suelo del cobertizo deberá estar ligeramente más elevado que el resto del potrero y eventualmente puede disponerse una cama de paja, principalmente durante períodos fríos y lluviosos.
c) Nidos y recogida de huevos
La mejor manera de escoger un lugar para la postura de los huevos es observar dónde pasan las aves la mayoría del día, bajo un árbol o junto a la cerca. Es recomendable tirar una carga de arena limpia en sus sitios favoritos; la arena ayuda a mantener los huevos limpios, ofrece a las aves un lugar donde tomar un baño de arena y ayuda a eliminar los parásitos externos. Además, provee un drenaje excelente que ayuda a mantener los nidos limpios y secos.
El nido se establece mediante un espacio circular de unos 2 mt de diámetro y unos 40 cm de profundidad, que será llenado con arena hasta los 20 a 30 cm. Una ubicación bien planeada de los nidos de arena hace la recolección de huevos simple, ya que las aves prefieren echarse en la arena. Los sitios de postura de huevos no deben estar en inclinación.
La recolección de huevos deberá realizarse con la mayor frecuencia posible, un mínimo de 2 a 3 veces diarias, para evitar que al estar a la intemperie, se contaminen y posteriormente presenten problemas en la incubación. Durante esta práctica, deberá enfrentarse en ocasiones a la agresividad de algunos machos, ya que es en este momento cuando las avestruces pueden ser particularmente agresivas. Frente a machos rebeldes, es recomendable que un ayudante distraiga a las aves en el lado opuesto del corral mientras el encargado recoje los huevos. El espacio entre el suelo y la malla que rodea el potrero es necesario para facilitar el abandono del potrero en caso de que la actitud del macho sea muy agresiva. La hembra normalmente no ofrece resistencia a la recogida de huevos.
d) Comportamiento reproductivo
La madurez sexual se alcanza aproximadamente hacia los dos años de vida en las hembras y hacia los tres en los machos, existiendo grandes diferencias relacionadas con el manejo recibido, y principalmente con la alimentación. Se ha podido comprobar que las hembras nacidas en primavera, cuando el fotoperíodo va en aumento, suelen alcanzar la pubertad antes que las nacidas cuando el fotoperíodo es corto y decreciente, es decir, en otoño-invierno.
Tanto en las hembras como en los machos, la madurez sexual es un proceso gradual. AI inicio de su primera estación reproductiva las hembras pueden poner pocos huevos, así como en los machos el esperma posee una baja capacidad fertilizante. Ambos factores irán mejorando con el tiempo.
Durante el cortejo, el macho manifiesta diversas posturas y actitudes frente a la hembra; adopta, por ejemplo, una postura sentada sobre sus tarsos, extiende sus alas y las balancea a ambos lados, todo acompañado de una serie de sonidos característicos. Cuando la hembra está dispuesta a ser cubierta, se tumba en una posición que no difiere de la que se observa cuando se encuentra descansando. El macho se sitúa encima de la hembra y realiza la cubrición, que puede durar un par de minutos.
Comportamiento de la hembra
La mayoría de las hembras no quieren ser tocadas, pero pueden ser manejadas sin mayor problema. Cuando están listas para reproducirse, bajan sus alas completamente hacia adelante y las sacuden en un aleteo, y usualmente bajan la cabeza hasta el suelo y abren y cierran el pico fuertemente, en lo que se llama cloqueo. Este comportamiento se atribuye a los altos niveles de estrógeno, señal de que la puesta de huevos está próxima (aproximadamente dentro de 30 días) y en este momento será receptiva al macho.
Entre los hechos irregulares que pueden ocurrir, hay que mencionar que las hembras jóvenes pueden poner huevos antes de haber sido fecundadas; que una hembra puede poner un huevo sin cáscara, o surcado de sangre, cerca del comienzo de su ciclo; que la hembra pudiera poner un huevo parada, dejándolo caer y provocando así su ruptura. La mayoría de estos problemas se deben a la inmadurez, y la hembra los superará en más o menos una semana. Hay que preocuparse si los huevos son constantemente puestos con cáscaras arrugadas o sin cáscara; es preciso entonces consultar al veterinario.
Algunas hembras pondrán un huevo cada dos días hasta que terminen; otras pondrán una nidada de 10 a 20 huevos, descansarán un par de días o de semanas y comenzarán de nuevo, en un cicio que puede repetirse varias veces. El número promedio de huevos que pone una hembra varía entre 40 y 75. Una hembra buena y fuerte que pone 50 huevos al año, con un buen índice de empolle y de sobrevivencia de sus polluelos, es más rentable que una que pone un gran número de huevos con problemas de empolle y sobrevivencia.
Comportamiento del macho
Los machos tienen una reputación, no merecida, de ser peligrosos. Durante la temporada en que no reproducen, son dóciles y permitirán al encargado entrar en su territorio, dependiendo de cuánto tiempo haya pasado con ellos cuando eran jóvenes. Pero los machos de todas las especies son más agresivos durante la temporada de reproducción; un avestruz macho, en todo caso, no es más agresivo que un un toro, si se usa el sentido común. El macho normalmente cruzará sus alas sobre el lomo y siseará como advertencia. Es recomendable evitar el contacto con los machos reproductores, construyendo las instalaciones de tal manera que los huevos puedan recogerse sin suscitar antagonismo.
Los machos obtendrán su plumaje negro entre los 7 y los 18 meses de edad. Algunos fertilizan huevos antes de los dos años de edad, y otros entre los tres y los cuatro años. AI comienzo de su madurez, el macho comenzará a llenar su cuello de aire y a hacer un ruido muy fuerte, conocido como bramido, que es tanto un llamado de apareamiento como una señal de advertencia.
Si la hembra es receptiva, él se detendrá, extenderá sus alas bien alto y sobre su cabeza, se alzará de puntillas y aporreará sus pies contra el suelo mientras la embiste por la cola; la hembra dispuesta se sentará y le permitirá fecundarla. El macho entonces la monta y le pone una pata en el lomo, mientras mantiene la otra en el suelo junto a su costado; inserta su pene al mismo tiempo que golpea su cabeza en sus propios costados y se menea de adelante hacia atrás.
e) Postura de huevos
La fase reproductiva de las avestruces es estacional y podría abarcar en nuestro país el período desde agosto hasta abril; sin embargo, con algún manejo adicional podrían obtenerse períodos de postura de mayor duración. La hembra pone un huevo cada dos o tres días, con preferencia en la tarde. La postura no es continua durante toda la estación reproductiva, sino que se detiene por tiempos variables que dependen de la edad, el clima, la alimentación, el estrés, enfermedades y otras causas relacionadas con el manejo.
Una de las causas del cese de la postura durante la estación reproductiva es la retención de huevos en el oviducto; cuando esto ocurre, la hembra se encuentra continuamente en actitud de postura, pero ésta no se lleva a cabo. Este problema es frecuente en aves inmaduras que entran precozmente en postura, y es consecuencia de su escasa conformación corporal. Otras causas son el exceso de peso, la utilización de corticoides o la presencia de un macho muy agresivo. En el siguiente cuadro se puede apreciar la postura media previsible por hembra al año para diferentes edades.
POSTURA PROMEDIO
EDAD DE LA HEMBRA |
Nº DE HUEVOS EN TEMPORADA |
1 |
0 |
2 |
20 - 25 |
3 |
40 - 50 |
4 |
50 - 60 |
5 |
60 - 70 |
6 |
70 - 80 |
7 o más |
70 - 80 |
f) Manejo del reproductor
Captura y sujeción: Diversos manejos como tratamientos sanitarios, evaluación reproductiva, traslados y otros, requieren de la captura de los adultos, que si no se realiza correctamente puede resultar peligrosa para el operador. No es recomendable acercarse a un avestruz de frente para acorralarlo y capturarlo; el abordaje lateral es el más recomendable. Existen diversos elementos de ayuda como bastones en forma de U o S, utilización de un saco o manga que le cubra la cabeza y que le impida la visión, etc. Resulta muy útil acostumbrar a las aves desde pequeñas a seguir al cuidador mostrándoles algo de alimento, ya que de ese modo se simplifica enormemente el manejo y traslado del animal. Cuanto más habituadas estén las avestruces al contacto humano, más manejables serán.
Elección del reproductor: La transmisión de la mayoría de los caracteres interesantes desde el punto de vista reproductivo se encuentra sometida a una herencia cuantitativa, regulada por un número más o menos grande de genes. La heredabilidad de estos caracteres es media o baja para los de tipo reproductivo y media o alta para los de tipo cárnico. Puesto que los valores de la heredabilidad son bastante parecidos entre especies, se pueden usar como referencia los utilizados en avicultura, que se presentan continuación:
HEREDABILIDAD ESTIMADA (%)
Carácter |
Heredabilidad |
Huevos por ave alojada |
5 - 10 |
Agresividad |
20 - 40 |
Edad a la madurez sexual |
13 - 30 |
Tamaño del huevo |
40 - 50 |
Forma del huevo |
25 - 50 |
Color de la cáscara |
30 - 90 |
Espesor de la cáscara |
25 - 60 |
Color de la yema |
10 - 40 |
Fertilidad |
0 - 5 |
Incubabilidad |
10 - 15 |
Viabilidad |
1 - 15 |
Peso vivo |
25 - 65 |
Crecimiento |
40 - 60 |
Conversión alimenticia |
35 - 50 |
Longitud de los tarsos |
40 - 55 |
(*) Petite, 1995 |
|
En la adquisición de los reproductores, se deberá procurar que el técnico especialista asesor de la explotación sea, en lo posible, el mismo que seleccione la compra de los animales. Dicha asesoría se hace indispensable si consideramos, además, que los criterios efectivos de selección de material genético se dificultan fuertemente en virtud al reducido stock de animales disponibles en el mercado.
En la actualidad es bajo el número de reproductores utilizados para obtener la población existente. Este hecho supone el riesgo de adquirir animales con diferente grado de consanguinidad, lo que deberá ser consignado en la ficha genealógica individual de cada reproductor adquirido.
g) Manejo durante la época no reproductiva
Fuera de la estación reproductiva, los animales deberían ser separados por sexo, para facilitar una sincronización de los machos y las hembras al inicio de la estación reproductiva siguiente. En este período pueden realizarse aquellos manejos no recomendables durante la estación reproductiva como, por ejemplo, los tratamientos parasitarios, los cambios entre los reproductores en los tríos y otros.
Un mes antes de volver a juntar el macho con las hembras se podrá aplicar un tratamiento luminoso para acelerar la entrada en actividad sexual; para ello se recomienda suministrar 16 horas de luz diaria.